No sé por qué escribo, supongo que es debido a que mi alma tiene algo que decir. Sí, estoy en un hondo proceso de cambio, de aceptación y búsqueda de la dicha. Hace tiempo que hacer como si nada ocurriera no me funciona. No me malinterpretéis, no se trata de parsimonia, más bien de miedo. Pensar es difícil, asumir tus errores y permitirte fallar, aún más.
Sé que es absurdo, que quizás tenga un problema y la inseguridad no pare de atacarme una y otra vez. Soy humana, es cierto, pero es complicado ser consciente de que nunca podrás ser ese personaje de ficción en la vida plena que te gustaría crear. Te imaginas volando, superando cada obstáculo con maestría, rompiendo barreras y derribando diques, pero al final, nada es idílico y una parte de ti se pierde por el camino. No digo que sea algo malo, simplemente es, y ya con eso, es suficiente.
Cuando eres perfeccionista alcanzar lo inalcanzable no es bastante si no se realiza tal y como uno deseaba. Es una estupidez, tan amplia que no cabe en la cabeza de alguien con una mentalidad práctica, sin embargo es el temor de los exigentes y el lastre que hay que eliminar si algún día queremos llegar a ser felices. Porque siento decirlo pero no podemos ser perfectos, esa palabra es la representación de la mentira propiamente dicha. Nadie lo es, ni el bello paisaje, ni la mente brillante, ni el físico esculpido. Únicamente hay personas, momentos, vivencias y capacidad de reinvención, superación, esfuerzo y autosuficiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario