miércoles, 10 de mayo de 2017

Querer(me)

Escribir es gritar sin ruido, envolver las frustraciones y soltarlas al abrigo de las impresiones. Es correr sin moverse del sitio y saltar sin sentir el impulso del cuerpo luchando contra la gravedad. 

 Todos hemos cedido ante el poder de las letras, quedando anclados a sus diversos significados; tantos, como personas existentes en el mundo. Pero el lenguaje duele y llega hasta los límites de lo infranqueable con tanta maestría que hasta da miedo. Un término bien dicho rompe barreras o hunde almas; al igual que no es lo mismo querer que quererse. La representación escrita confunde, pero su alcance es distinto. Nos enseñan a estimar el conjunto de la vida, las personas que en ella residen y las relaciones que entre nosotros conformamos, sin embargo, aunque está la necesidad imperiosa de aceptarse como individuo, son pocos los que se paran a explicarte realmente lo que significa amarse de verdad. 

 Quererse es admitir que cometes errores con tanta facilidad como lo es para ti respirar, es saber lo que deseas y estar dispuesto a luchar por ello. Sentir que te derrumbas es algo tristemente cotidiano, pero tomar la iniciativa de frenar el dolor y lanzarse al abismo independientemente de cual sea el resultado, es un acto que hay que hacer por veneración. Todos tenemos un límite, y al final la situaciones estresantes y repetitivas acaban con la paciencia de quién jamás imaginó que podría ceder al abandono. No obstante, esto ocurre y finalmente no puedes mantener vínculos con un exterior que no te tiene en cuenta como tu crees que te mereces. No hablo de perder, sino de ganar por ti y no por otros, de vivir tu vida y no aferrarte a las ilusiones de los demás. 

 Como seres pensantes y de fuertes emociones, requerimos pasar aunque sea un período corto de tiempo, en ese cosmos de sueños por cumplir e imágenes generadas por las ganas de ser feliz, pero fantasear con momentos de cambio y puntos con nuevos comienzos no sirven a la larga aunque satisfagan a corto plazo. Si te quieres pelea por lo que consideres esencial para tu desarrollo actual y futuro, pero no intentes lidiar batallas que no te conciernen o sobre las que sabes que tu opinión únicamente no acabara con el pesar.
Amarse es ser inteligente y mirar el papel que juegas en relación con tus alrededores, es conocer que hay que alejarse cuando las circunstancias no progresan pese a los esfuerzos que has puesto en que todo salga bien.  

Confesiones

 No sé por qué escribo, supongo que es debido a que mi alma tiene algo que decir. Sí, estoy en un hondo proceso de cambio, de aceptación y búsqueda de la dicha. Hace tiempo que hacer como si nada ocurriera no me funciona. No me malinterpretéis, no se trata de parsimonia, más bien de miedo. Pensar es difícil, asumir tus errores y permitirte fallar, aún más. 

 Sé que es absurdo, que quizás tenga un problema y la inseguridad no pare de atacarme una y otra vez. Soy humana, es cierto, pero es complicado ser consciente de que nunca podrás ser ese personaje de ficción en la vida plena que te gustaría crear. Te imaginas volando, superando cada obstáculo con maestría, rompiendo barreras y derribando diques, pero al final, nada es idílico y una parte de ti se pierde por el camino. No digo que sea algo malo, simplemente es, y ya con eso, es suficiente. 

 Cuando eres perfeccionista alcanzar lo inalcanzable no es bastante si no se realiza tal y como uno deseaba. Es una estupidez, tan amplia que no cabe en la cabeza de alguien con una mentalidad práctica, sin embargo es el temor de los exigentes y el lastre que hay que eliminar si algún día queremos llegar a ser felices. Porque siento decirlo pero no podemos ser perfectos, esa palabra es la representación de la mentira propiamente dicha. Nadie lo es, ni el bello paisaje, ni la mente brillante, ni el físico esculpido. Únicamente hay personas, momentos, vivencias y capacidad de reinvención, superación, esfuerzo y autosuficiencia.