miércoles, 12 de julio de 2017

Cartas a uno mismo

Estimada "Yo",

dentro de unas horas cumplirás 22 años. Parece que fue ayer cuando viniste a reencontrarte con un mundo repleto de lecciones por aprender. Me resulta casi mágico como el reloj avanza y cada día que pasa te vas haciendo más sabia y menos temerosa, como recorres el espacio en busca de progreso continuado sin dejar que las flaquezas asomen a través de la coraza invisible que has ido tejiendo con minuciosidad y esmero. Eres valerosa; dotada con la facultad de hacer frente a los miedos pasajeros y mantener el ritmo constante del cosmos que te da cobijo. 

No eres perfecta, y por ello me apasionas hasta el punto de anhelar mantenerme en el movimiento constante de tu porvenir. Es cierto que te acosan pensamientos basados en la inseguridad, pero ¡qué niña de tu edad no los tiene!, porque siento decírtelo, pero sí, pese a la madurez que despliegas, no has perdido esa ilusión infantil más propia de las edades tempranas. Por ello, te pido encarecidamente que cuides tu sonrisa utilizando el recurso de la evocación de todos y cada uno de los momentos experimentados junto a las personas que quieres. Muchos son los que te han amado y te amarán, pero jamás debes ceder ante las presiones de quiénes quieran frenarte. Has sufrido sin necesidad, pero por ende, has decidido otorgar segundas oportunidades a aquellos que te dieron su palabra de cambio. Siéntete orgullosa de ti y de los pasos dados; y si fallas no temas, recuerda que eres humana y el error forma parte del progreso.

Enamórate de ti un poco más cada día, dedícate tiempo y nunca extravíes las ganas de cantar a gritos en la intimidad de tu coche, bailar e interpretar canciones que no entiendes; y pese a todas las objeciones que creas que puedes encontrar, bajo ningún concepto dejes de soñar y hacer realidad  tus ilusiones por muy pequeñas que sean. Te mereces el mundo porque naciste para fusionarte con él y dar de ti todo lo que en tus manos está para ayudar al prójimo. Nunca desesperes por estupideces y abandona rotúndamente las malas costumbres que te puedan hacer volver a situaciones caracterizadas por ánimos bajos. No estás hecha para aguantar, sino para luchar por tus aspiraciones, que por supuestos conseguirás aunque haya veces que no confíes en ti tanto como deberías.

Que sepas que te venero pese a las circunstancias pasadas y que te perdono, me perdono por entero, descubriendo durante los pasos dados que estaré para apoyarme independientemente del ambiente, ya que al fin he discernido que soy la persona más importante de mi vida; de una existencia que será próspera y dichosa debido a que jamás me perderé en la bruma del abandono, siguiendo continuamente el camino de la culminación alcanzada mediante el ejercicio de los aspectos que me faltan para volverme entera.  

    Perpetuamente tuya, 
    de Mí para