viernes, 3 de noviembre de 2017

Perspectivas


 Por primera vez, soy consciente de mi entidad psíquica hasta un punto inimaginable. Sé que me queda por aprender, valorar y asumir, pero el hecho de asociarme con ciertos términos, supone una notable diferencia entre la persona que fui y la que soy. Decir que he cambiado sería algo irrelevante si lo comparamos con el movimiento constante del devenir ante la perspectiva de la variación de los días, horas, minutos y segundos; sin embargo, yo noto la transformación propagándose hacia el exterior. 

 Algo se está moviendo en la profundidad de mi ser, buscando su dirección entre la barahúnda de caminos por explorar. Lo más gracioso es que, a éstas alturas, no me había parado a escuchar mi conciencia, o quizás, simplemente se me daba muy bien ignorar esa voz que no paraba de gritar, una y otra vez, que estaba errando. Realmente, si torno la vista atrás, volvería a cometer los mismos fallos, no me arrepiento de las decisiones tomadas debido a que me han traído hasta el punto actual, pero sí que es verdad que podría haberme ahorrado disgustos innecesarios por culpa del miedo. 

 Antes no estaba tan segura, o al menos, no era capaz ni de vislumbrar la posibilidad de elegir por mí y no por otros. He pasado mi vida bajo el brazo de aquellas personas que me han rodeado en cada una de las etapas pasadas, pero es cierto que gracias a ello, me he dado cuenta de lo imprescindible que es sentir como el calor del sol roza la cara y la brisa descoloca el pelo, sin preocuparme por las quemaduras ni la disposición de mi melena al viento. 

 No digo que lo tenga claro del todo, ni que vaya a tomar una decisión repentina en relación con algo que puede variar mi existencia de un punto a otro, pero sí que el problema existe, y que estoy decidida a afrontarlo evitando la ignorancia de la toma de decisión, como he aprendido a hacer, dejando correr la vida mientras sigo acomodada en un presente que no me gusta.  

sábado, 28 de octubre de 2017

Sendas por explorar


 La vida va abriendo puertas a lo largo del camino recorrido, constituyendo ramas adversas con finales distintos. Tú eliges qué hacer y a dónde ir, la variedad es amplia y la diferencia notable. Muchos se desvían y otros permanecen en virtud de deseos puestos a prueba, teniendo una balanza como instrumento indicador. Eres dueño del vaivén de tu cuerpo, cuya mente como motor, ejecuta el mandato de los sentimientos, ya que la lucha entre la emoción y la razón siempre cede a favor de su adversario al menos una vez en la vida. 

 Es normal que nos planteemos hacia dónde es preferible dirigirse, qué mirar y dejar atrás, pero lo difícil no es escoger, ni siquiera abandonar porciones a merced del pasado, es en quién te conviertes a raíz de tu elección. Tienes que aceptar que jamás volverás a ser la misma persona, pierdes aspectos que antes eran necesarios para tu concepción del mundo, pero se abren otras sendas que acaban por configurar una versión de ti mismo más amplia, no mejor, pero si diferente, palabra muchas veces asociada a conceptos negativos por culpa de un miedo irracional a salirse de lo que se considera habitual. Nos asusta olvidar, porque creemos que implica borrar, lo que hasta entonces, configuraba nuestra vida actual, sin embargo ese pensamiento es absurdo, lo vivido no desaparece, la memoria lo guarda y almacena en un rincón para evocarlo cuando lo deseemos. 

 Funcionamos con ideas preconcebidas, pero el avance que supone el mero tránsito de experimentar, es suficiente para plantearnos nuevos horizontes acompañados de circunstancias únicas que acaben por modificar la conciencia presente. Realmente, por mucho que se hable de ello, no existe una moraleja adecuada para todos, cada uno de nosotros tenemos una forma de pensar desarrollada a lo largo de los años; por ello, no hay manuales de vida para enfrentarse a las elecciones, el foro interno y la forma de percibir en base a las emociones, nos hace decantarnos por unas sendas u otras, unas veces el exterior juega un papel fundamental creando dudas, otras, por el contrario, surgen por incomodidades internas o anhelos reprimidos; en realidad da igual el porqué o la causa qué lo provoque, lo verdaderamente importante es que existe, se percibe, e independientemente de si el error va implícito en el cambio, la elección nos transforma y nos hace progresar en el desarrollo reciente y futuro de nuestra propia personalidad. 

miércoles, 12 de julio de 2017

Cartas a uno mismo

Estimada "Yo",

dentro de unas horas cumplirás 22 años. Parece que fue ayer cuando viniste a reencontrarte con un mundo repleto de lecciones por aprender. Me resulta casi mágico como el reloj avanza y cada día que pasa te vas haciendo más sabia y menos temerosa, como recorres el espacio en busca de progreso continuado sin dejar que las flaquezas asomen a través de la coraza invisible que has ido tejiendo con minuciosidad y esmero. Eres valerosa; dotada con la facultad de hacer frente a los miedos pasajeros y mantener el ritmo constante del cosmos que te da cobijo. 

No eres perfecta, y por ello me apasionas hasta el punto de anhelar mantenerme en el movimiento constante de tu porvenir. Es cierto que te acosan pensamientos basados en la inseguridad, pero ¡qué niña de tu edad no los tiene!, porque siento decírtelo, pero sí, pese a la madurez que despliegas, no has perdido esa ilusión infantil más propia de las edades tempranas. Por ello, te pido encarecidamente que cuides tu sonrisa utilizando el recurso de la evocación de todos y cada uno de los momentos experimentados junto a las personas que quieres. Muchos son los que te han amado y te amarán, pero jamás debes ceder ante las presiones de quiénes quieran frenarte. Has sufrido sin necesidad, pero por ende, has decidido otorgar segundas oportunidades a aquellos que te dieron su palabra de cambio. Siéntete orgullosa de ti y de los pasos dados; y si fallas no temas, recuerda que eres humana y el error forma parte del progreso.

Enamórate de ti un poco más cada día, dedícate tiempo y nunca extravíes las ganas de cantar a gritos en la intimidad de tu coche, bailar e interpretar canciones que no entiendes; y pese a todas las objeciones que creas que puedes encontrar, bajo ningún concepto dejes de soñar y hacer realidad  tus ilusiones por muy pequeñas que sean. Te mereces el mundo porque naciste para fusionarte con él y dar de ti todo lo que en tus manos está para ayudar al prójimo. Nunca desesperes por estupideces y abandona rotúndamente las malas costumbres que te puedan hacer volver a situaciones caracterizadas por ánimos bajos. No estás hecha para aguantar, sino para luchar por tus aspiraciones, que por supuestos conseguirás aunque haya veces que no confíes en ti tanto como deberías.

Que sepas que te venero pese a las circunstancias pasadas y que te perdono, me perdono por entero, descubriendo durante los pasos dados que estaré para apoyarme independientemente del ambiente, ya que al fin he discernido que soy la persona más importante de mi vida; de una existencia que será próspera y dichosa debido a que jamás me perderé en la bruma del abandono, siguiendo continuamente el camino de la culminación alcanzada mediante el ejercicio de los aspectos que me faltan para volverme entera.  

    Perpetuamente tuya, 
    de Mí para

miércoles, 10 de mayo de 2017

Querer(me)

Escribir es gritar sin ruido, envolver las frustraciones y soltarlas al abrigo de las impresiones. Es correr sin moverse del sitio y saltar sin sentir el impulso del cuerpo luchando contra la gravedad. 

 Todos hemos cedido ante el poder de las letras, quedando anclados a sus diversos significados; tantos, como personas existentes en el mundo. Pero el lenguaje duele y llega hasta los límites de lo infranqueable con tanta maestría que hasta da miedo. Un término bien dicho rompe barreras o hunde almas; al igual que no es lo mismo querer que quererse. La representación escrita confunde, pero su alcance es distinto. Nos enseñan a estimar el conjunto de la vida, las personas que en ella residen y las relaciones que entre nosotros conformamos, sin embargo, aunque está la necesidad imperiosa de aceptarse como individuo, son pocos los que se paran a explicarte realmente lo que significa amarse de verdad. 

 Quererse es admitir que cometes errores con tanta facilidad como lo es para ti respirar, es saber lo que deseas y estar dispuesto a luchar por ello. Sentir que te derrumbas es algo tristemente cotidiano, pero tomar la iniciativa de frenar el dolor y lanzarse al abismo independientemente de cual sea el resultado, es un acto que hay que hacer por veneración. Todos tenemos un límite, y al final la situaciones estresantes y repetitivas acaban con la paciencia de quién jamás imaginó que podría ceder al abandono. No obstante, esto ocurre y finalmente no puedes mantener vínculos con un exterior que no te tiene en cuenta como tu crees que te mereces. No hablo de perder, sino de ganar por ti y no por otros, de vivir tu vida y no aferrarte a las ilusiones de los demás. 

 Como seres pensantes y de fuertes emociones, requerimos pasar aunque sea un período corto de tiempo, en ese cosmos de sueños por cumplir e imágenes generadas por las ganas de ser feliz, pero fantasear con momentos de cambio y puntos con nuevos comienzos no sirven a la larga aunque satisfagan a corto plazo. Si te quieres pelea por lo que consideres esencial para tu desarrollo actual y futuro, pero no intentes lidiar batallas que no te conciernen o sobre las que sabes que tu opinión únicamente no acabara con el pesar.
Amarse es ser inteligente y mirar el papel que juegas en relación con tus alrededores, es conocer que hay que alejarse cuando las circunstancias no progresan pese a los esfuerzos que has puesto en que todo salga bien.  

Confesiones

 No sé por qué escribo, supongo que es debido a que mi alma tiene algo que decir. Sí, estoy en un hondo proceso de cambio, de aceptación y búsqueda de la dicha. Hace tiempo que hacer como si nada ocurriera no me funciona. No me malinterpretéis, no se trata de parsimonia, más bien de miedo. Pensar es difícil, asumir tus errores y permitirte fallar, aún más. 

 Sé que es absurdo, que quizás tenga un problema y la inseguridad no pare de atacarme una y otra vez. Soy humana, es cierto, pero es complicado ser consciente de que nunca podrás ser ese personaje de ficción en la vida plena que te gustaría crear. Te imaginas volando, superando cada obstáculo con maestría, rompiendo barreras y derribando diques, pero al final, nada es idílico y una parte de ti se pierde por el camino. No digo que sea algo malo, simplemente es, y ya con eso, es suficiente. 

 Cuando eres perfeccionista alcanzar lo inalcanzable no es bastante si no se realiza tal y como uno deseaba. Es una estupidez, tan amplia que no cabe en la cabeza de alguien con una mentalidad práctica, sin embargo es el temor de los exigentes y el lastre que hay que eliminar si algún día queremos llegar a ser felices. Porque siento decirlo pero no podemos ser perfectos, esa palabra es la representación de la mentira propiamente dicha. Nadie lo es, ni el bello paisaje, ni la mente brillante, ni el físico esculpido. Únicamente hay personas, momentos, vivencias y capacidad de reinvención, superación, esfuerzo y autosuficiencia. 

viernes, 20 de enero de 2017

No a vosotros


 Llega un punto en la vida en el que acabas planteándote hacia donde se dirige tu camino. Es cierto que andamos con un rumbo fijo que, mayoritariamente, es impuesto por los demás. Aprendemos a desenvolvernos en un mundo repleto de reglas implícitas que en muchas ocasiones no somos capaces de descifrar de forma adecuada. Caemos una y otra vez en las mismas trampas y nos lamentamos después por poseer un sentimiento de libertad, que por instinto, aparece entre los continuos patrones que nos implantan y que nosotros al final optamos por definir como nuestros. Nadie nos explica que la realidad es totalmente diferente a lo que vemos. Existe una ventana que se corresponde con lo que debería ser y no es, ya que aquí lo que importa es la apariencia y no el fondo que concierne a la persona. Los errores se resaltan y las virtudes individuales se tapan con actos competitivos, porque si no pisas al de al lado, no demuestras que eres mejor que él y por ende no vales. O matas o mueres, en eso se basa nuestra sociedad actual. 

 Lo que ocurre es que hay veces en las que te cansas de seguir el rumbo de la masa y decides, que plantarse y dirigirse hacia otro lugar, es más reconfortante; momentos en los cuales dices no. No a destrozar para estar por encima, no a seguir dentro de la burbuja que creada, no a negarme a mí por ser el modelo de mujer que queréis que sea. No, porque simplemente no me apetece hacer lo que se os antoje por el hecho de que no se corresponde conmigo. 

 Todos callamos y asentimos con la vista puesta en el suelo, pocos se levantan y plantan las ganas de desarrollar sus hazañas en función de lo que ellos creen que es correcto. Pero sí, más allá de los límites se halla la puerta al bienestar, a la calidad de vida en detrimento del nivel. De ti depende si quieres subsistir en un intento de sociedad, o vivir plenamente en la veracidad que ellos, sujetos débiles que no son capaces de conectar con el alma, quieren ocultarte.